Primaria

Los grandes principios de la educación son inmutables. Están "afirmados eternamente y para siempre", porque son los principios del carácter de Dios. El principal esfuerzo del maestro, su propósito constante deben consistir en ayudar a los alumnos a comprender estos principios, a sostener esa relación con Cristo que hará de ellos un poder dominante en la vida. El maestro que acepta esta meta es verdaderamente un colaborador con Cristo y con Dios.